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‘El Eternauta' serie ‘top’ mundial

Durante más de sesenta años, la posibilidad de adaptar El Eternauta pareció lejana. En especial, porque el clásico cómic de ciencia ficción argentino, publicado por primera vez en 1957, es más que una historia de supervivencia. Que lo es y de las mejores del siglo XX. También, porque el autor Héctor Germán Oesterheld logró brindar a la distopía segundas y terceras lecturas, acerca de la libertad, la lucha contra un poder brutal y la desesperanza. No obstante, la adaptación logra captar no solo el espíritu de la obra, sino además, agregarle un necesario aire contemporáneo y universal.
Todo, sin que la producción pierda su fidelidad a la historia original. De hecho, buena parte del mérito del creador Bruno Stagnaro, responsable de la adaptación junto con Ariel Staltari, es el de explorar en el cómic desde múltiples ángulos distintos. El relato de una invasión alienígena que comienza por un ataque devastador a través de nieve tóxica, llega a la adaptación en todo su horror. A la vez, con una sofisticada perspectiva acerca del miedo irracional y el caos masivo.
Todo, en medio de una ciudad de Buenos Aires convertida en un escenario en escombros, para una lucha encarnizada por conservar la vida. El Eternauta sorprende por combinar sus temas más importantes y trascendentales, con ciencia ficción pura. Al mismo tiempo, por innovar en la forma en que el cómic exploró acerca del terror a lo inevitable. Entre ambas cosas, la producción es tanto un homenaje al clásico, como una historia independiente, para una nueva generación de fanáticos.
El apocalipsis llega en verano
El Eternauta dedica buena parte de sus primeros dos capítulos a plantear la situación en que viven sus personajes. Por lo que las cosas parecen suceder, en principio, muy rápido. Una noche verano cualquiera en Buenos Aires, un misterioso fenómeno atmosférico toma por sorpresa a sus habitantes. Una abundante nevada que termina por cubrir toda la ciudad. Pero de inmediato, queda claro que se trata de mucho más que una curiosidad climática. Eso, cuando los protagonistas descubren que los copos — que la serie imagina más semejantes a la ceniza que a la nieve — son tóxicos y provocan la muerte con apenas un roce.
La trama logra que esas primeras imágenes de pesadillas, tengan el lustre de una catástrofe urbana que se extiende con rapidez. De hecho, los paisajes desolados de calles y autopistas desoladas son una versión retorcida y siniestra de los paisajes vacíos de la pandemia. Por lo que la producción, utiliza con sabiduría esa referencia. Pronto es evidente, para todos los protagonistas, que lo que ocurre es una catástrofe de origen desconocido. Más grave, que difícilmente puede provenir de un hecho natural o manos humanas.
Una ciudad bajo ataque
El argumento entonces convierte a Buenos Aires — que conserva su personalidad a pesar de la capa de nieve grisácea que la cubre— en un paisaje terrorífico. El Eternauta, cuya obra origen fue pionera en profundizar en la distopía en medio en un entorno urbano, se convierte para su adaptación, en una instantánea del desastre. Por lo que durante los primeros minutos de la nevada inexplicable, la ciudad se queda en silencio. Eso, en medio de un apagón total y con ciento — después miles — cadáveres en todas partes.
A esta tragedia sin aparente explicación, tendrá que enfrentarse Juan Salvo (Ricardo Darín), un hombre cualquiera que, de pronto, se encuentra con el desafío de recorrer las calles cubiertas de nieve venenosa. Al contrario que en el cómic — en el que el personaje tenía alrededor de treinta años — el de adaptación es mucho mayor. Un giro que el argumento utiliza para profundizar en su experiencia y sobre todo, su capacidad de reacción frente a la catástrofe. El personaje se hace más rico y complejo al volverse el observador de todo lo que ocurre y testigo de un evento masivo del que descubre apenas detalles. Algo que permite a la trama guardar buena parte de su misterio — y lo que realmente pasa — por el suficiente tiempo para establecer su atmósfera.
Ciencia ficción pura y dura
Un inconveniente al que se enfrentar El Eternauta, es narrar un tipo de tropo de género que ya ha sido sobreexplotado, como lo es el de una invasión alienígena. Para evitarlo, el guion enfoca su interés en sus personajes, pero también en la larga estela de sucesos que ocurren mientras Juan intenta descubrir el origen de lo que ocurre a su alrededor. En especial, a medida que trascurre el tiempo y no hay información sobre la causa del fenómeno o cómo enfrentarlo. Mucho más, cuando sus efectos más agresivos y mortales, son obvios.
El argumento logra, entonces, trasladar la ciencia ficción a los recuerdos más cercanos de la pandemia e incluso, apagones o tragedias climáticas recientes. En particular, con la capacidad de hacerse claustrofóbico progresivamente, más tenso. Lo que sea que ocurre más allá del piso en que se encuentran Juan Salvo y sus amigos, es un enigma mortal. Pero también es uno que hay que resolver de inmediato si se quiere conservar la vida.
Lo mejor de 'El Eternauta' llega a la adaptación
De la misma manera que el cómic en que se basa, El Eternauta logra trasladar los giros y elementos tradicionales del género de ciencia ficción a lugares más allá de Norteamérica. Por lo que en cuanto Juan se echa a la calle envuelta de pies a cabeza para evitar el contacto con la nieve, se tropieza con un mundo radicalmente distinto al que recuerda. La icónica avenida Cabildo de Buenos Aires se alza como una tumba gigantesca, llena de vehículos destrozados y cadáveres. Pero además de la amenaza de la nieve, Juan pronto descubre que hay más riesgos al acecho.
En especial, porque en medio del caos y del terror, la histeria colectiva convertirá a los sobrevivientes en enemigos a temer. El guion hace buen trabajo en indagar sobre el mundo en caos, sin recurrir solo al miedo como detonante de situaciones extremas. De manera que el mundo que Juan Salvo recorre está lleno de dolor, rabia y también, una desordenada necesidad de destrucción.
Con todo, la adaptación de Netflix es mucho menos política que la original. Por lo que aunque hay interés en mostrar la desigualdad y violencia de clases, en realidad su objetivo es otro. Eso, al mostrar cómo en medio de una situación que sobrepasa a los que logran mantenerse con vida, deberán acudir a sus semejantes. Una reflexión sobre la solidaridad, la lealtad y el trabajo colectivo que brinda a la trama varias de sus mejores escenas.
Algunos fallos de ritmo en una adaptación respetuosa
A pesar de que en buena parte de sus seis episodios El Eternauta logra explorar en su historia sin perder la densidad del original, es notorio que el cambio de formato afecta a la trama. Varios de los eventos más importantes parecen apresurados y otros, un poco confusos. Especialmente, cuando el argumento va del desconcierto de las primeras horas del suceso a descubrir qué ocurre en realidad.
Con todo, la serie triunfa en trasladar la sensación de urgencia de hombres comunes por enfrentar una situación extraordinaria. Sobre todo, al hacer énfasis en su mensaje de resistir a cómo dé lugar y el poder de la colaboración colectiva. Un giro de los acontecimientos que se vuelve cada vez más singular y violento a medida que llega a su impactante final. Y claro, anuncia una segunda y necesaria temporada. Buenas noticias para los fanáticos.